En los accidentes de tráfico más allá de los daños inmediatos que el accidente ocasiona a las víctimas, existen otros daños que se mantienen en el tiempo y que condicionan muchas veces la vida de las personas que por desgracia se han visto implicadas en un accidente en la carretera.
Estas secuelas son los dolores, minusvalías o deficiencias de tipo físico, sensorial o intelectual que, originadas por los traumatismos sufridos y que pueden persistir tras el alta médica.
Una gran parte de las víctimas de accidentes de tráfico desarrolla algún tipo de secuela tras el mismo. Una cosa parece clara, que sea cual sea la secuela siempre es difícil de valorar. Nadie puede ponerse en lugar de la víctima, Además, es muy difícil saber cómo los daños sufridos pueden perjudicarla en su día a día. Una valoración médica adecuada de las mismas será fundamental a la hora de reclamar al seguro posibles indemnizaciones.
En este blog vamos a hacer un repaso a los tipos de secuelas tras un accidente y cuáles son sus principales características.
Secuelas graves y leves
Las secuelas graves son aquellas que son manifiestas y evidentes y por lo tanto son las más fáciles de valorar. Evidentemente cuanto más grave sea el daño sufrido en el siniestro, mayores y más severas serán las secuelas que pueden quedar.
Una de las lesiones graves más comunes en un siniestro son las fracturas. Teniendo en cuenta que hay diversos grados de gravedad en las mismas, no es lo mismo la rotura de un brazo que una tetraplejia, en general, las fracturas suelen ser complejas de tratar, requieren largos periodos de rehabilitación, y casi siempre dejan algún tipo de secuela. Son las típicas de los atropellos o los accidentes de motocicletas.
Por su parte en los accidentes de automóvil predominan los traumatismos abdominales, que pueden provocan daños internos con secuelas posteriores difíciles de detectar.
Las lesiones más graves y derivadas de ellas las secuelas más severas, son las medulares, las cerebrales y las amputaciones, con repercusiones muy importantes que cambian radicalmente la vida de las víctimas.
Sin embargo, la mayoría de los accidentados tendrán secuelas leves. Se calcula que un el 80% de las personas lesionadas desarrollan secuelas leves. Hablamos por ejemplo de cierta limitación de movilidad en un tobillo después de una fractura, dolores, vértigos o mareos.
Las lesiones derivadas de traumatismos en la columna vertebral pueden dar lugar a secuelas como el esguince de cuello que después de la rehabilitación pueden dejar un dolor residual al mover la cabeza.
Funcionales y estéticas
Es otra forma de clasificar las secuelas. Las secuelas funcionales son las que afectan a la movilidad de la persona y que pueden ser a su vez:
- Concurrentes. Son secuelas múltiples que se manifiestan tras un mismo accidente.
- Intergravatorias. Cuando se da un deterioro de las funciones básicas del afectado, como por ejemplo la visión.
- Intergravatorias de estado previo. Son las que agudizan una dolencia que ya tenía la víctima de accidente.
Las estéticas lo que llevan es un perjuicio en la imagen personal, con o sin limitación funcional. Por ejemplo, cicatrices, amputaciones etc.