El frío de la calle, combinado con la sequedad de los ambientes interiores caldeados por calefacciones demasiado altas, tiene como consecuencia la sequedad e irritación de la piel, y también de los conductos de la nariz y la garganta.
El aire humidificado, con la ayuda de un pequeño electrodoméstico humificador, puede ayudar a aliviar estas molestias y prevenir o mejorar situaciones de congestión nasal, resfriado, sinusitis, piel seca…

El uso correcto del humidificador
- Los humidificadores hay que saber utilizarlos y limpiarlos correctamente, de lo contrario se favorecerá el crecimiento de bacterias en el interior que se dispersarán por el aire, produciendo cuadros de alergia, asma… Por lo que el efecto sería claramente contraproducente.
- Es recomendable utilizar un humidificador de vapor frío (vaporizador), especialmente para los niños y los bebés. Ya que los que utilizan vapor caliente pueden causar quemaduras si una persona se acerca demasiado.
- No es recomendable dejarlo en marcha mucho tiempo (nunca todo el día). Se ha de programar a un 30 a 50% de humedad, y sólo utilizarse si el ambiente está seco, ya que de lo contrario, una elevada humedad favorece el crecimiento de hongos y moho, lo que puede provocar problemas respiratorios en algunas personas, sobre todo niños.
- Deben vaciarse y limpiarse cada día siguiendo las instrucciones de limpieza del fabricante.
- Es mejor utilizar agua destilada en lugar de agua del grifo pues sus minerales se pueden acumular en el aparato y lanzarse al aire en forma de polvo blanco que causen problemas respiratorios.